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Por Alba C.L 17 ago, 2020
Las altas temperaturas veraniegas, junto con despistes y malos hábitos pueden terminar en graves disgustos! Nuestros amigos peludos son especialmente sensibles al calor, ya que no poseen glándulas sudoríparas. Como consecuencia de ello, sólo pueden regular su temperatura mediante los jadeos y a través de las almohadillas plantares. El proceso para lograr este equilibrio es lento, por lo que el golpe de calor, a pesar de ser fácil de evitar, es un proceso bastante común en esta época, con consecuencias en muchos casos irreversibles. ¿Cómo podemos detectarlo?: • Aceleración ritmo cardíaco junto con jadeos y babas. Mucosas azuladas. • Temperaturas por encima de 42ºC. • Temblores, debilidad muscular, descoordinación. En ocasiones vómitos y diarreas. ¿Cómo actuamos?: • Retirar de la fuente de calor. • Aplicar agua templada de manera lenta pero continuada. Si el perro está consciente y puede intentar hacer beber. • No cubrir con toallas ni someter a baños de agua muy fría. • Acudir al veterinario. ¿Cómo lo evitamos?: • Nunca dejar sólo al perro dentro del coche, aunque sea por poco tiempo. • Evitar franjas horarias de mayor calor. • Refrescar al perro cada poco tiempo. Y lo más importante de todo, ya que es bastante sencillo prevenirlo, SENTIDO COMÚN!
Por Alba C.L 10 ago, 2020
Con la llegada del buen tiempo, llegan también (y normalmente para quedarse por largos períodos) las espigas, que suelen ser un auténtico incordio para los perros, que se las llevan de recuerdo, y para sus compañeros humanos. Las espigas están diseñadas para quedar enganchadas en el pelo y cuerpo de los animales que pasan a su lado, y así ser transportadas hasta otro punto, donde eclosionan favoreciendo su propagación. Por su morfología, suelen quedar enganchadas en el pelo o incluso en nuestra ropa, abriéndose camino hacia delante y nunca hacia atrás. Por lo que retirarlas a tiempo es fundamental. ¿Cómo podemos detectarlas una vez que no son visibles?: · Heridas granulomatosas (en ocasiones con pus ) en espacio interdigital. · Sacudidas y ladeos de cabeza en el caso de alojarse en los oídos. · Bultos en otras localizaciones cutáneas a causa de la infección generada. · Estornudos, secreciones purulentas por uno de los orificios nasales ( si ha entrado por esa vía). · Conjuntivitis, parpadeo, lagrimeo etc en el caso de encontrarse en alguno de los ojos. ¿Cómo actuamos?: En este caso la mejor solución es la prevención. Debemos evitar zonas de hierba seca, recién podada y con gran cantidad de espigas. Siempre después de los paseos revisar orejas, patas y pelaje en busca de las mismas, para retirarlas antes de que se claven y desaparezcan de nuestro acceso. Si comienza a estar clavada podemos ayudarnos de unas pinzas, pero una vez ha generado la herida o se ha introducido en ojo y oídos, se debe acudir al veterinario con la mayor brevedad.
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